De vez en cuando está muy bien ver películas que están calificadas para todo los públicos, con esto te aseguras dos cosas, la primera, es que depende de la hora que elijas para verla te puedes encontrar con una manada de cachorros humanos muy poco pacientes, pero que le pondrán sintonía a las escenas más amables de la película y la segunda, es que por un momento nos podemos permitir ser como esos niños. En esta ocasión la película elegida es El Libro de la Selva, todos recordaremos de nuestra infancia esta gran historia que ahora se hace carne.
Creo que últimamente mis gustos en cuanto a películas se refiere son un tanto… versión para niños, pero he de admitirlo, las películas de dibujos animados me siguen gustando, ¿no es ningún crimen, no? Además que la estaban poniendo tan bien que era como una obligación el ir a verla.
Por fin llegó el día en el que fui a ver Tomorrowland, la película, no el festival de música (estaría bien asistir algún día). Hace unos meses vi el tráiler y me dejó con ganas de descubrir Tomorrowland. Ya pasaron tres semanas desde su estreno y pensé que no iba a engañar a nadie para que me acompañara pero finalmente lo conseguí y pude disfrutarla en pantalla grande.
Vi el tráiler de la película hace meses cuando querían llamarla Grandes Héroes (dejad los nombres originales, hombre!!!) y no os creáis que me llamó en exceso la atención pero qué mejor plan para un día de navidad que ir a ver una película de dibujos para niños, he de decir que a mi no me pareció del todo para niños pero bueno todas las pelis de Disney son algo crueles en cuanto a los familiares se refiere.